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LIBERAR A LAS PERSONAS DEL HAMBRE

Creciendo Para Dar

Creciendo Para Dar es una organización sin ánimo de lucro 501c3 registrada que desarrolla proyectos y asociaciones para liberar a las personas de hambre en todo el país y en todo el mundo.

EN ESTA PÁGINA

  • Desierto alimentario en el noroeste interior
  • Avanzar con frescura
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Proyecto Growing To Give: Incubadora de Pequeñas Granjas del Palouse

En el corazón del Inland Northwest, una región agrícola famosa por su producción de granos, existe una paradoja que rara vez se cuenta: muchas comunidades rurales viven como si estuvieran lejos de la comida fresca. El Palouse produce toneladas de trigo, cebada y canola, pero para miles de familias conseguir frutas y verduras de calidad sigue siendo difícil, caro o simplemente imposible. En respuesta a esta realidad, Growing To Give impulsa una visión concreta: convertir una historia familiar centenaria en una plataforma de aprendizaje, producción local y resiliencia comunitaria.


Esta iniciativa se desarrolla sobre una propiedad con 108 años de legado agrícola de la familia Schierman. Los cuidadores actuales del terreno son Tom Schierman, su hijo James Schierman y el hermano menor, Jon Schierman, quien trabaja fuera de la granja en el área Cheney–Spokane. James será la 4.ª generación en asumir la gestión agrícola, con una meta que va más allá de “producir”: regenerar el suelo, fortalecer el tejido social y crear acceso real a alimentos saludables, empezando por la comunidad de St. John.


Esta página presenta el contexto, la visión y el plan de acción del proyecto “Palouse Small Farm Incubator”: una incubadora rural que combina conservación, capacitación y tecnologías agrícolas de bajo consumo de agua para reactivar la producción local.


Un legado de esfuerzo: la historia que construyó esta granja

El bisabuelo C.S. se mudó desde una región con menos lluvias hacia el área del actual terreno buscando mayor estabilidad. Para empezar de nuevo, reunió fondos mediante una decisión dura: subastó sus caballos, su equipo de labranza tirado por caballos y piezas asociadas. Con eso compró una propiedad que incluía 585 acres de grano de secano y tierra de heno productiva, además de un hogar completo junto a un arroyo con agua todo el año. El cambio de precipitación promedio —de 10–14” a 14–16” anuales— abrió la puerta a mejores ingresos, arrendamientos adicionales y, con el tiempo, a un crecimiento del sistema productivo hasta 1,400 acres de trigo y cebada mediante acuerdos con vecinos y familiares.


agricultura tradicional y legado familiar en el Palouse

Cuando el sistema aprieta: crisis, deuda y la necesidad de adaptarse

En los años 80, la combinación de precios débiles de commodities, deudas crecientes y la falta de nuevas oportunidades de arrendamiento forzó a la familia a tomar decisiones dolorosas. Se frenó la renovación de equipos, se detuvo el crecimiento del “farmstead” y la presión financiera tensó relaciones y salud mental. En un intento por diversificar, se exploró un camino más cercano a la resiliencia: un vivero y venta de especies nativas, arbustos, y un modelo tipo CSA con arranques de vegetales y hierbas.


Aunque la diversificación demostró visión e innovación, la realidad bancaria y el tamaño reducido del área disponible (comparado con la operación histórica) no permitió sostener las obligaciones bajo un enfoque tradicional de monocultivo de secano. El resultado fue devastador: la venta forzada del terreno y un quiebre familiar. Sin embargo, Tom logró retener 34 acres con una intención clara: proteger una base para las futuras generaciones y mantener vivo el propósito agrícola, esta vez con un enfoque distinto.


Conservación real: suelo, agua y árboles como infraestructura

A lo largo de décadas, se implementaron prácticas de conservación que hoy sirven como “cimientos” del proyecto. Tom instaló alrededor de 100 acres de franjas de pasto para reducir erosión en laderas y mejorar suelos degradados. También plantó miles de árboles en zonas empinadas (“eyebrows”) no aptas para cultivo, con apoyo de programas de conservación.


La experiencia dejó una lección crítica: cuando la conservación se elimina (por ejemplo, removiendo franjas de pasto o cultivando demasiado cerca de árboles con aplicaciones químicas), se pierde una oportunidad enorme de proteger el recurso más importante del Palouse: el suelo. Por eso, la incubadora no nace solo como un proyecto agrícola, sino como un proyecto de cambio cultural: apoyar fincas regenerativas y priorizar alimentos frescos, locales y, cuando sea posible, orgánicos.


Prácticas ya presentes en los 34 acres


El Palouse como “desierto alimentario”: producir grano no significa alimentar a la gente

El Inland Northwest —incluyendo el Palouse— es reconocido por su potencia agrícola. Aun así, muchas comunidades rurales carecen de acceso consistente a alimentos frescos. Una parte importante del grano se exporta y, en ocasiones, regresa convertido en productos ultraprocesados. Además, la expansión de cultivos como la canola, aunque económicamente atractiva, aporta poco a la dieta local si no existe un ecosistema de horticultura y distribución comunitaria.


Este escenario se agrava cuando la tierra se consolida en manos corporativas, reduciendo oportunidades para productores pequeños que sí podrían cultivar alimentos para mercados locales, escuelas, comedores y bancos de alimentos. La incubadora propone una respuesta práctica: crear un sitio demostrativo y formativo que ayude a multiplicar productores de alimentos, no solo hectáreas de grano.


producción local y servicio comunitario para mejorar seguridad alimentaria

La propuesta: una incubadora de pequeñas granjas con enfoque regenerativo

La Incubadora de Pequeñas Granjas del Palouse es un modelo de “aprender haciendo” que combina: capacitación agrícola, prácticas regenerativas, infraestructura de conservación y tecnologías de cultivo eficientes. El objetivo es que el terreno funcione como escuela de campo y como punto de producción, fortaleciendo la seguridad alimentaria de St. John y comunidades cercanas.


¿Qué significa “incubadora” en la práctica?

Una incubadora agrícola no es solo un huerto grande. Es un sistema organizado para formar productores: se enseña planificación, instalación, manejo, cosecha, inocuidad, distribución y medición de impacto. Se crean condiciones para que nuevos agricultores —jóvenes, familias, veteranos, personas en transición laboral, o miembros de la comunidad— puedan desarrollar habilidades reales sin cargar solos con el costo inicial.


Enfoque SEO y comunitario: alimentos frescos, resiliencia rural y capacitación

A diferencia de una narrativa centrada en “tecnología” o “rendimiento”, esta versión en español prioriza un lenguaje de salud pública rural, autosuficiencia y educación comunitaria. Hablamos de producción hortícola local, acceso a verduras, redes solidarias, voluntariado y prácticas regenerativas que protegen el suelo del Palouse para las futuras generaciones.


Alianza con Growing To Give: sistemas eficientes y formación

Una alianza con Growing To Give (GTG) puede acelerar el impacto del proyecto al instalar sistemas de Crop Circle Farms, diseñados para reducir insumos y facilitar el cultivo intensivo en espacios pequeños. En una región donde el agua puede ser un límite, el beneficio de sistemas de bajo consumo es crucial para sostener producción estable y escalable.


El plan incluye instalar y operar módulos de cultivo enfocados en verduras de alto valor nutricional (hojas verdes, raíces, leguminosas de huerto, hierbas culinarias, y cultivos de temporada) con énfasis en: eficiencia hídrica, suelo vivo y manejo sin químicos cuando sea viable. Para ampliar recursos educativos, también se enlaza con conocimiento sobre árboles y viveros, como iniciar un vivero y plantar árboles.


Componentes del programa

1) Producción local para St. John (y distribución solidaria)

El primer objetivo es simple y medible: aumentar la disponibilidad de frutas y verduras frescas en la zona. Esto puede incluir donación a despensas, apoyo a familias, cajas comunitarias y alianzas con programas de alimentación. El proyecto se diseña para crecer por etapas, priorizando consistencia antes que volumen.


2) Formación práctica y mentoría

La incubadora ofrece una ruta de aprendizaje clara: preparación de camas, compost, riego eficiente, rotación de cultivos, control preventivo de plagas, cosecha, postcosecha y distribución. También incluye habilidades de gestión: calendarios de siembra, costos, inventario, registro de datos e historia del impacto.


3) Restauración del paisaje: árboles, franjas de pasto y agua

El proyecto no separa “producción” y “conservación”. En el Palouse, la conservación es productividad a largo plazo. Proteger riberas, estabilizar laderas y mantener hábitat mejora resiliencia frente a lluvias intensas, erosión y pérdida de materia orgánica. Donde sea posible, se impulsará la reforestación estratégica y el fortalecimiento de barreras vivas.


4) Comunidad y bienestar: voluntariado con propósito

El trabajo voluntario no se trata solo de “manos”. Se trata de construir pertenencia. Jornadas de siembra, instalación y cosecha pueden convertirse en eventos comunitarios: aprendizaje intergeneracional, colaboración, y una narrativa positiva sobre el campo como un lugar donde se cultiva vida, no solamente grano.


Indicadores de impacto sugeridos


Cómo participar: voluntariado, alianzas y donaciones

Este proyecto crece más rápido cuando la comunidad se involucra. Puedes apoyar de varias maneras:



Si deseas apoyar con una donación significativa o explorar una alianza institucional, contáctanos y con gusto compartimos el plan de implementación, cronograma y metas de impacto.

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