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LIBERAR A LAS PERSONAS DEL HAMBRE

Creciendo Para Dar

Creciendo Para Dar es una organización sin ánimo de lucro 501c3 registrada que desarrolla proyectos y asociaciones para liberar a las personas de hambre en todo el país y en todo el mundo.

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Las Vegas: De oasis a ciudad sedienta

Hubo un tiempo en que el valle de Las Vegas era un verdadero oasis: humedales, manantiales y pozos artesianos sostenían vida silvestre, pequeños cultivos y comunidades que dependían del agua local. Pero hace aproximadamente un siglo, esos ecosistemas se drenaron para abrir paso al turismo y al desarrollo urbano. Con el crecimiento acelerado llegaron el asfalto, el calor, y una dependencia cada vez mayor de un sistema hídrico externo. Hoy, los manantiales históricos son parte del pasado, las granjas cercanas se redujeron drásticamente, y la ciudad se sostiene principalmente con el agua del Lago Mead.


El problema es evidente: el Lago Mead ha atravesado niveles extremadamente bajos, lo que convierte al agua en el recurso más frágil del futuro de Las Vegas. No se trata solo de “ahorrar un poco”; se trata de transformar la relación de la ciudad con el agua. Sin medidas de conservación agresivas y permanentes, el riesgo no es teórico: es una amenaza real para la estabilidad económica, el bienestar de los residentes y la viabilidad de seguir creciendo en el desierto.


En este contexto, también aparece otra crisis silenciosa: la inseguridad alimentaria. En una ciudad donde la comida abunda en hoteles y restaurantes, muchas familias viven lejos de opciones saludables, con presupuestos ajustados y sin acceso sencillo a productos frescos. El resultado es un círculo vicioso: se depende de alimentos ultraprocesados, aumenta la carga de enfermedades relacionadas con la dieta, y se rompe el vínculo comunitario con la producción de alimentos. Si el agua es limitada y la comida saludable no llega a todos, ¿qué soluciones pueden funcionar en el mundo real?


Una respuesta práctica es tan simple como poderosa: producir alimentos donde vive la gente, con sistemas que reduzcan el uso de agua a una fracción de los métodos tradicionales. El objetivo no es que cada hogar se convierta en una granja, sino crear una red de “puntos de producción” comunitarios —pequeños, replicables, fáciles de mantener— que fortalezcan la resiliencia alimentaria sin competir con las metas de ahorro de agua de la ciudad.


Un reto doble: agua y seguridad alimentaria

El consumo promedio de agua residencial en Las Vegas se estima alrededor de 220 galones por día por hogar, y el objetivo es reducirlo a cerca de 180 galones por día por hogar para 2035. Estas metas reflejan el esfuerzo continuo por adaptarse a la escasez hídrica. Pero conservar agua no significa detener la vida comunitaria; significa diseñar sistemas mejores: más inteligentes, más eficientes y más accesibles.


Por eso, el enfoque de Growing To Give en Las Vegas se basa en una idea central: construir jardines que prácticamente “rindan” en agua. Mientras muchos proyectos se quedan en la teoría, aquí hablamos de un programa comunitario, escalable y orientado a resultados. Un solo jardín, bien diseñado, puede usar apenas unos pocos galones diarios y aun así producir suficientes verduras y hierbas para apoyar a una familia. Esa proporción —mucho alimento con muy poca agua— es precisamente lo que el desierto necesita.


Proyecto Las Vegas

“Proyecto Las Vegas” es la visión de convertir espacios cotidianos en infraestructura alimentaria: áreas subutilizadas, bordes de parques, rincones comunitarios, patios de organizaciones y, especialmente, terrenos que ya tienen un compromiso con el paisaje y el mantenimiento. Uno de esos lugares, por su capacidad de demostrar lo que es posible a gran escala, es un campo de golf.


chimera golf club

En colaboración con Chimera Golf Club, en Henderson, Nevada, estamos construyendo un proyecto de Jardín Comunitario que combina sostenibilidad real con beneficios directos para la gente. Chimera está ubicado en un entorno que muchos describen como un oasis —un lugar de recreación y bienestar— y ahora ese oasis también puede alimentar. El club está estableciendo un jardín dentro de sus instalaciones para producir alimentos frescos, con un enfoque claro: apoyar a la comunidad y, especialmente, a quienes más lo necesitan.


El jardín tendrá un propósito doble. Por un lado, proveerá ingredientes para el restaurante del clubhouse, mejorando la calidad de los platos y reduciendo la dependencia de cadenas de suministro largas. Por otro lado, ofrecerá parte de la cosecha a miembros de la comunidad y a organizaciones que atienden a familias con inseguridad alimentaria. De esta forma, el jardín deja de ser un proyecto “bonito” y se convierte en un sistema que produce valor nutricional y social semana tras semana.


Chimera también entiende algo fundamental: en el sur de Nevada, la sostenibilidad no es una tendencia, es un requisito. Por eso, el jardín se construye con métodos de agricultura inteligente en agua, para que el crecimiento de alimentos no contradiga las restricciones hídricas, sino que se alinee con ellas. El resultado buscado es que este sitio sea un modelo replicable para otros espacios —y para otros campos de golf— en Las Vegas y más allá.


Growing To Give: una misión de alimentos y resiliencia

Growing To Give trabaja para aliviar el hambre, fortalecer la seguridad alimentaria y promover la gestión ambiental mediante iniciativas de jardines comunitarios y programas de agricultura eficiente. La misión es empoderar a comunidades de ingresos limitados para que produzcan parte de su propia comida —no como un hobby, sino como una herramienta práctica de resiliencia.


Durante la implementación del Jardín Comunitario de Chimera, se integrará a residentes y aliados locales mediante talleres, demostraciones y campañas educativas. El objetivo es enseñar cómo cultivar con estrategias alineadas con las metas de ahorro de agua del valle: producir más con menos, reducir desperdicios, mejorar hábitos alimentarios y fortalecer la participación comunitaria. Un jardín bien gestionado puede convertirse en un punto de encuentro, un aula viva y un motor de bienestar.


En una ciudad conocida por el exceso, este proyecto propone una idea contraria: demostrar que se puede vivir mejor consumiendo menos agua, produciendo más alimento real y creando comunidad. No es solo agricultura; es una nueva forma de pensar el paisaje urbano.


Los jardines: diseño que multiplica resultados

Los jardines de Growing To Give aportan un valor tangible porque combinan una geometría eficiente con un sistema de riego y nutrición altamente dirigido. En lugar de depender de grandes superficies o de riegos que pierden agua por evaporación y escorrentía, estos jardines se organizan para que cada planta reciba exactamente lo que necesita. Ese enfoque reduce agua, fertilizante, trabajo y espacio, mientras aumenta rendimiento.


Además del alimento, el jardín genera algo igual de importante: cohesión social. Es un lugar donde vecinos y familias pueden reunirse, compartir conocimientos, participar en eventos de siembra y cosecha, y aprender a convertir verduras en comidas saludables. Para los niños, es educación ambiental y nutricional en tiempo real. Para adultos, es un recordatorio de que la comida no nace en un estante: se cultiva, se cuida, se comparte.


Como proyecto de bajo impacto, el jardín también impulsa biodiversidad local: atrae polinizadores, mejora el suelo, y crea microhábitats verdes en un entorno dominado por piedra y concreto. Todo esto ocurre mientras se mantiene una filosofía de eficiencia hídrica.


chimera community garden

En el corazón del proyecto se encuentran los Root Tubes: un ensamblaje propietario que riega y fertiliza de manera eficiente dentro de un círculo elevado. En vez de distribuir agua de forma generalizada, el sistema retiene el agua en un recipiente fertilizado que alimenta a cada planta con el tiempo. Esto crea un modelo de agricultura dirigida: el recurso va directo a la raíz, con pérdidas mínimas.


Esta lógica cambia el juego en el desierto. Donde el sol evapora rápidamente, el Root Tube protege y dosifica. Donde el fertilizante suele dispersarse o perderse, aquí se entrega con precisión. Y donde el mantenimiento suele ser constante, el objetivo es simplificar el trabajo para que más personas puedan sostener el jardín con rutinas fáciles.


Las ventajas son claras:


✔ Los Root Tubes usan hasta 90% menos agua que métodos de riego por inundación, goteo o aspersión.

✔ Reducen el uso de fertilizante hasta en 85% gracias a la entrega dirigida.

✔ Son un sistema “planta y olvida”: el mantenimiento es mínimo y accesible.

✔ Favorecen el cultivo orgánico y reducen casi por completo la necesidad de deshierbe.

✔ Pueden duplicar el rendimiento usando aproximadamente la mitad del espacio.


En conjunto, estas características convierten al jardín en una respuesta concreta a la realidad de Las Vegas: producir alimentos sin competir con el agua que la ciudad necesita para sobrevivir.


Más allá del campo de golf: desiertos alimentarios

El Jardín Comunitario de Chimera no existe para quedarse “dentro de las rejas” del club. Su propósito es demostrar, con datos y resultados, que los paisajes urbanos pueden transformarse en paisajes productivos. Por eso, el proyecto también se conecta con iniciativas de apoyo a comunidades con desiertos alimentarios: zonas donde el acceso a comida fresca es limitado, costoso o poco práctico.


Actualmente, se han presentado varias solicitudes de fondos (grants) y aplicaciones a fundaciones para apoyar la iniciativa, con una solicitud total de financiamiento y un presupuesto de proyecto significativo. La inversión inicial de Chimera fortalece la capacidad de atraer nuevas subvenciones, consolidar patrocinios corporativos y comunitarios, y avanzar solicitudes de créditos de agua o asignaciones mejoradas a través de la Southern Nevada Water Authority (SNWA). Estas gestiones se alinean con programas de incentivos para campos de golf que adopten tecnologías de ahorro de agua y aporten a la seguridad alimentaria.


Parte del plan incluye desarrollar una iniciativa de “farm-to-table” con socios locales y un Farmer’s Market alojado por Chimera Golf Club. También se proyectan oportunidades de patrocinio anual para residentes cercanos, HOAs y miembros del club, con beneficios como participación en eventos de siembra, acceso a cosecha compartida y espacios educativos. Los niveles de patrocinio se definirán conforme avance el despliegue (TBD).


Un componente vital es la donación directa de un porcentaje de la cosecha a bancos de alimentos, iglesias, refugios y cocinas comunitarias del área de Henderson y el sur de Nevada. Se están formando alianzas con organizaciones que ya tienen redes de distribución, para asegurar que el impacto llegue a quienes realmente carecen de acceso regular a alimentos frescos y nutritivos. Esto refuerza el rol de Chimera como un actor comunitario activo, y no solo como un destino recreativo.


En esencia, el proyecto funciona como un sitio demostrativo escalable: un ejemplo real de cómo el terreno de un campo de golf puede integrarse a la economía de alimentos local, con paisajismo comestible y eficiencia hídrica. Y, además, abre puertas a una conversación más amplia: ¿cuántos otros espacios verdes podrían convertirse en fuentes de alimento sin aumentar el consumo de agua?


También existe una dimensión económica: la venta de parte de la producción y el uso de ingredientes cultivados en sitio para alimentos y bebidas pueden mejorar los ingresos del club. Si a eso se suman ahorros por reducción de consumo de agua y la disminución de posibles penalizaciones, el jardín deja de ser un costo y se convierte en una inversión que genera retorno y resiliencia.


Con el liderazgo de Chimera y su inversión inicial, el equipo se enfocará en asegurar financiamiento continuo, integrar tecnologías de agua inteligente, gestionar solicitudes de asignación hídrica, y lograr que el jardín se integre de manera armoniosa con la estética y operación del campo. Juntos, construiremos un jardín botánico alimentario del siglo XXI: eficiente, bello, comunitario y replicable.


Las Vegas puede ser una ciudad famosa por lo imposible. Pero precisamente por eso, también puede convertirse en un símbolo de lo posible: una ciudad del desierto que aprende a producir alimento con inteligencia hídrica y a construir comunidad a través de la tierra.