El regalo de otro día: Matthew Hendren
Por Haley Fox
Regalos que comprar, luces que colgar, un árbol que adornar y una cena festiva que preparar: a veces la temporada navideña puede sentirse como una gran lista de tareas. Aunque todas y todos ponemos mucho cuidado en los regalos que damos, la comida que preparamos o las tradiciones que mantenemos vivas, no siempre recordamos desacelerar y simplemente disfrutar el momento. Tal vez este sea el último año que celebras las fiestas con tus hijos antes de que se muden a la universidad, o el último año que esperas celebrar con un padre, madre o abuelo que está envejeciendo.
A veces, el regalo más grande que se nos puede dar es la gratitud. Gratitud por estar con nuestros seres queridos en una temporada más de celebraciones. Gratitud por pasar más tiempo en su presencia: para darles un regalo más, ver una sonrisa más y disfrutar una cena más juntos.
Para Matthew Hendren, un diagnóstico de cáncer colorrectal lo obligó a bajar el ritmo y le recordó estar agradecido por un año más de fiestas, así como a tratar cada día como un regalo. Para Matt, su fe es una luz que lo guía a lo largo de su camino con el cáncer, y las formas en que sus seres queridos se hacen presentes para él, dice, son maneras en las que Dios le muestra su amor. Fue lo suficientemente generoso como para compartir su historia con nosotros.
Tiempo, amor y presencia: los regalos más grandes
Desde que Matt recibió su diagnóstico hace tres años, cada fiesta se ha sentido completamente distinta. Toda su perspectiva cambió, y de pronto los momentos que antes pasaba por alto se convirtieron en los que atesora con más fuerza. Lo que realmente importa, se dio cuenta, salió a la superficie de una forma que no se puede explicar hasta que recorres este camino. Cada mañana en la que se despierta se siente como un regalo de Dios, otra oportunidad para respirar, amar, sanar y seguir adelante.
Las fiestas ya no solo vienen y se van. Llevan consigo significado, gratitud y un recordatorio de lo valiosa que es realmente la vida.
A lo largo de este camino con el cáncer, dice que Dios le ha mostrado una y otra vez que los verdaderos regalos se encuentran en los momentos cotidianos en los que la gente decide hacerse presente. La sanación no es un evento de un solo día. Es un caminar diario de fe, y la fuerza que lo sostiene a menudo llega a través de las maneras silenciosas en que Dios obra por medio de otras personas.
En los días de quimioterapia, ver a la gente usando sus camisetas de “Team Matt” le daba un impulso que no podía explicar del todo. Sentía que Dios le susurraba que estaba rodeado de oración y de amor justo cuando más lo necesitaba. Incluso en los días en que no podía mirar ni pensar en la comida, su tribu seguía llevando comidas y snacks para los niños. Aunque él no pudiera comer, el amor detrás de cada entrega le recordaba que Dios estaba proveyendo de maneras que nunca podría pagar.
La gente le enviaba canciones que sentían en el corazón compartir, y de alguna manera las letras siempre llegaban en el momento perfecto. Paquetes de cuidado aparecían de la nada con notas, devocionales, mantas u otras pequeñas comodidades que hablaban directamente a su corazón. Esos regalos inesperados le recordaban que Dios ve cada detalle y usa a otros para envolverlo en Su bondad.
“Cuando estás en tratamiento”, dice, “cada día empieza a sentirse como una fiesta propia porque aprendes a atesorar cada acto de amor. Pero los momentos que más se quedan conmigo son los que están llenos de presencia. Alguien que ora conmigo. Alguien que se sienta en silencio durante el tratamiento. Un mensaje que llega justo cuando mi espíritu lo necesita. Una conversación que me recuerda que sigo siendo yo, no solo un diagnóstico. Esos momentos se convierten en anclas en los días difíciles”.
Lo que aprendió es sencillo, dice. El tiempo, el amor y la presencia son las bendiciones más grandes que podemos dar y recibir. Ver a su tribu reunirse a su alrededor con camisetas, comidas, canciones, oraciones, mensajes y paquetes sorpresa de cuidado lo ha sostenido de formas que quizá nunca lleguen a comprender del todo. Esos son los verdaderos regalos.
“La bondad de Dios manifestándose a través de Su gente, recordándome que nunca camino este camino solo”.
Gracias, Matt, por compartir con nosotros y recordarnos que debemos respirar hondo y expresar gratitud por los regalos del tiempo, el amor y la presencia. Gratitud por vivir un día más, rodeados del cariño de quienes nos rodean. Aquí en Cancer Bites, queremos invitar a todas las personas que nos leen a hacer una pausa, bajar el ritmo y encontrar un momento para estar agradecidas por el tiempo que tenemos hoy.
Y, por supuesto, ¡les deseamos a todos unas muy felices fiestas!